El triunfo de Milei se asentó sobre la exitosa y aceitada fiscalización en PBA
En ese punto se notó el poder territorial de Cristian Ritondo y otros dirigentes del PRO, que se hicieron cargo de los puntos más conflictivos del distrito.
En los días previos al balotaje siempre se habló que Sergio Massa necesitaba obtener un triunfo holgado en la provincia de Buenos Aires para poder disminuir la amplia ventaja que Javier Milei le llevaba en Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.
Diferentes analistas, e incluso en el propio comando del candidato oficialista, mencionaban que se requería una victoria de al menos 10 puntos en la provincia, y que se iban a extremar los recursos para poder alcanzar esa cifra.
Por eso desde la alianza confirmada por La Libertad Avanza y el Pro se empezó a poner la lupa sobre lo que sería la fiscalización en los puntos más calientes del Gran Buenos Aires, pero sin descuidar lo que sucedía en el resto del territorio.
Por su amplia experiencia electoral y el desarrollo político alcanzado en los últimos años uno de los que sacó pecho y tomó a su cargo el cuidado de urnas y boletas fue Ritondo, quien merced a su origen peronista siempre vio facilitado su acceso a las barriadas más populares del conurbano y las principales ciudades del interior provincial.
El ex ministro de Seguridad tiene un equipo de trabajo especializado en fiscalización que siempre fue admirado y respetado por todas las fuerzas, incluso por el kirchernismo.
Ese grupo está encabezado por Hernán Gómez, un dirigente de muy bajo perfil que lo acompaña desde hace muchos años, que conoce como nadie cada circuito electoral de los 135 municipios bonaerenses, y que con sólo una rápida lectura de las actas electorales sabe darse cuenta si todo funcionó a la perfección o hay cosas que corregir para la próxima elección.
En definitiva, el cuidado de los votos en la provincia fue uno de los secretos de la elección, y por eso el efusivo abrazo con el que Milei recibió a Ritondo en el búnker de campaña ganador.